Este es el país que puede invadir Rusia después de Ucrania: el motivo es una decisión de Europa
Con la excusa de poder expandirse, energéticamente hablando, Putin podría considerar invadir uno de sus países cercanos "como mal menor"

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"Está empezando a sonar en ciertos círculos mediáticos rusos, especialmente entre los comentaristas más nacionalistas", según Enrique Serbeto. Se trata de una idea preocupante: que Kazajistán podría convertirse en la próxima Ucrania, o mejor dicho, en la próxima “ocasión” para un movimiento estratégico de Moscú.
No es que haya una amenaza directa, pero el simple hecho de que se hable de esto ya ha levantado muchas cejas, tanto dentro como fuera de Kazajistán

KAZAJISTÁN
El gas ruso busca nuevos caminos tras el "no" de europa
Resulta que Europa dejó de comprar gas ruso como consecuencia de la guerra en Ucrania y las sanciones internacionales, Rusia, y en particular Gazprom, ha tenido que buscar mercados alternativos.
El más lógico y prometedor para ellos es China, pero para llegar allí por vía terrestre, el gas debe cruzar Asia Central. Y ahí entran en juego los países exsoviéticos conocidos como "los estanes": Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán, Kirguistán... y, en el centro de todos ellos, Kazajistán
Kazajistán es un país enorme, rico en recursos naturales como petróleo, gas y minerales. Sin embargo, su parte norte, curiosamente la más cercana a Rusia, no está completamente gasificada. Esta región, además, tiene una fuerte presencia de población rusoparlante y de origen étnico ruso. Y es precisamente ahí donde Gazprom ha propuesto comenzar un proyecto para gasificar esa zona.

(Putin
PREOCUPACIÓN EN KAZAJISTÁN
La preocupación es que esta supuesta ayuda energética no sea solo un proyecto de infraestructura, sino una forma encubierta de reforzar la influencia rusa en un territorio estratégicamente sensible. Ya se ha visto en otros casos cómo Moscú utiliza la economía como herramienta geopolítica. Y si Gazprom empieza a suministrar gas directamente a comunidades rusas dentro de Kazajistán, ¿Quién garantiza que eso no abra la puerta a un discurso de “protección” o incluso de intervención?
En definitiva, lo que parece una simple cuestión de gas puede esconder una jugada política mucho más compleja. Y Kazajistán lo sabe